Kicillof, quien marchó acompañado por integrantes de su gabinete provincial, intendentes bonaerenses y militantes del Movimiento Derecho al Futuro (su espacio político), criticó duramente el proyecto legislativo. “Este proyecto de reforma no tiene un solo elemento que beneficie las condiciones de las y los trabajadores: en un contexto en el que todos los sectores la están pasando mal, esta ley podría empeorar aún más la situación de la inmensa mayoría de nuestro pueblo”, declaró el gobernador durante la manifestación.
Además, responsabilizó directamente a las políticas del Ejecutivo nacional por la crisis económica y laboral: “Todos los días vemos cierres y suspensiones, consecuencia de un Gobierno nacional que le da la espalda a la producción: fueron sus políticas las que han destruido 250 mil puestos de empleo en los últimos dos años”.
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La movilización, que reunió a cientos de miles de personas según estimaciones sindicales, contó con la participación de dirigentes peronistas, organizaciones de izquierda, movimientos sociales como la UTEP y gremios de diversos sectores. Desde el escenario montado frente a la Casa Rosada, los líderes de la CGT advirtieron que esta protesta marca el inicio de un plan de lucha escalonado, que podría culminar en un paro general si el Congreso aprueba la reforma.
El debate sobre la iniciativa, que incluye cambios en indemnizaciones, contribuciones patronales y regulaciones sindicales, se desarrolla en paralelo en comisiones del Senado, aunque su tratamiento fue postergado hasta febrero de 2026.
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La jornada transcurrió con un fuerte operativo de seguridad, sin incidentes mayores, y reflejó la creciente tensión entre el movimiento obrero y el gobierno de Milei.

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